Apaneca se caracteriza por conservar el tradicional trazado de damero o cuadrícula L como herencia de la época colonial española.
CENTRO HISTÓRICO DE APANECA Y CASCO CENTRAL
Apaneca se caracteriza por conservar el tradicional trazado de damero o cuadrícula L como herencia de la época colonial española. La calle Francisco Menéndez, las calles y avenidas del casco urbano de Apaneca forman la cuadricula característica de la época colonial española, que permite al visitante disfrutar de impresionantes vistas de los cerros que la circundan, siendo el Cerro Texixal uno de los más emblemáticos e identitario. La calle Francisco Menéndez y la Avenida Central, constituyen el eje de la ciudad y la conectan con los cantones y caseríos del lugar.
El núcleo o casco central de la ciudad está conformado por las manzanas contenedoras de la iglesia San Andrés Apóstol y la escuela parroquial; el parque 2 de abril y su ceiba centenaria, la escuela General Francisco Menéndez, la Alcaldía Municipal y la Placita Gastronómica, las cuales están rodeadas por viviendas que conservan los rasgos de la arquitectura vernácula del pueblo, algunas de ellas con valor histórico y patrimonial.
El núcleo central ha sufrido muchas y variadas modificaciones que han alterado el patrimonio edificado original; en un inicio se diseñó el poblado en calles y avenidas, y sus habitantes fueron repartidos en cuatro barrios denominados: San José, El Calvario, Santiago y San Pedro. Lo más importante fue establecer un parque en el centro, al oeste de éste edificaron el cabildo; al norte, un caserón que se ocuparía como Iglesia; al oriente, pasando la calle principal, quedó un lote grande que servía en aquel entonces para amarrar las bestias de los apanecos que venían de lejos; y finalmente al sur, la casa del Gobernador.
De la mayor parte de las edificaciones originales solo quedan los recuerdos de los mayores transmitidos por la tradición oral, manteniendo en la memoria colectiva las referencias a los emplazamientos del ayuntamiento, el antiguo portal, la fuente del centro, los lavaderos y Pila de Santa Clara, entre otros.
La Iglesia San Andrés Apóstol, cuyo edificio original databa de 1760, fue destruida por el terremoto de 2001. Sobre su emplazamiento se reconstruyó en 2007, un edificio de rasgos neoclásicos que respetó el rasgo más importante del templo antiguo en términos patrimoniales, y es que la iglesia es una de las pocas iglesias coloniales que fue construida de espaldas al pueblo y a un costado del parque central, saliéndose del canon de la arquitectura religiosa colonial que establecía que las iglesias debían de tener sus atrios orientados hacia la plaza central.
Existe evidencia arqueológica no documentada de la existencia de un asentamiento precolombino en la zona del centro histórico de la ciudad. Relatos de los pobladores señalan la existencia de restos de cerámica y piezas menores en los predios residenciales, así como en el montículo donde se emplaza la iglesia. Por su parte Simeón Habel, descubridor de los Gordinflones de Santa Leticia, documentó los enterramientos y hachas encontrados en el centro de la ciudad en 1878.